jueves, 20 de abril de 2017

El cuadro. Paréntesis 2

Desde que publiqué la quinta parte de Antiquarius: El cuadro, me han llegado muchos mensajes de personas molestas por el enfoque histórico de los inicios de la Unión Soviética, sobretodo en lo concerniente a los genocidios desde 1918 hasta 1940. Muchos consideran que no hubo tal represión y que todo fue producto de la situación conflictiva del momento.

No me toca valorar moral y éticamente lo sucedido en los episodios llamados Terror Rojo, Colectivización, Gran Pugna o Limpieza étnica. Mi objetivo es consultar todo tipo de fuentes, sin hacer restricciones ideológicas, y dar a conocer esa parte de la historia de forma objetiva.

En este caso, el contexto se desarrolla en la etapa negra de la Unión Soviética de Stalin, una etapa que se ha repetido en otros momentos de la historia como en la Revolución Francesa donde hubo represión y ejecuciones entre 1793 y 1794; Alemania del Tercer Reich (1933-1945) con seis millones de víctimas en campos de concentración; España de Franco de 1939 con 50.000 fusilados; Camboya de Pol Pot donde los Jemeres Rojos asesinaron a un millón y medio de personas entre 1975 y 1979; Revolución China de Mao Tse-Tung en la que murieron entre 18 y 32 millones de personas en el período de 1958 a 1961; Régimen militar chileno de Augusto Pinochet en el que se torturó y ejecutó a 35.000 personas entre 1973 y 1990. La lista es larga y podemos observar que un cambio socio-político brusco lleva a una etapa de represión, sea cual sea la ideología. Las revoluciones son positivas si con ello avanza la humanidad hacia una cultura de tolerancia y paz. El problema surge cuando aquellos que lucharon por los Derechos Humanos llevan a cabo políticas de represión, censura o limpieza étnica para mantenerse en el poder y salvaguardar los mismos ideales contra los que se luchó. Toda una paradoja.

Por tanto, no critico que el comunismo sea bueno o malo en función de la represión estalinista, solo doy a conocer unos hechos para que usted los valore y realice una crítica constructiva. Confío en su buen criterio.

Agradezco a los que me habéis escrito porque, independientemente de que comparta o no las opiniones, me han aportado muchos puntos de vista sobre la historia. No me importa que su opinión sea favorable o contraria, siempre y cuando se haga con argumentos y respeto.

Un saludo,


David Bruma

No hay comentarios:

Publicar un comentario